SOBRE EL DILEMA CIENTÍFICO DE LO SOCIAL

Un problema sustancial de las ciencias sociales y de los estudiosos de las mismas es la apelación continua al criterio de autoridad. Esto apenas sucede en las ciencias exactas. A nadie le sorprende que un sociólogo, filósofo o politólogo invoque a tal o cual autor, que dijo o escribió no se qué aforismo o razonamiento, para justificar la lógica o autenticidad de un determinado argumento, y sin embargo sería insólito encontrarse con idéntico hábito en un físico, ingeniero o médico. A diferencia de los intelectuales de lo social, los científicos exactos apelan a leyes científicas, hechos suficientemente demostrados o datos estadísticos de probada validez para esgrimir cualquier aseveración que pretenda demostrar la veracidad de algo. Por ello, sería sorprendente que un médico, por ejemplo, asegurase que un medicamento funciona porque Paracelso así lo dijo, o que un tejido es patológico porque Virchow así lo estimó en sus tratados. Me parece que los académicos de lo social pierden mucho tiempo en leer a autores que opinan sobre todo lo habido y por haber, y por el contrario, dedican poco en intentar elaborar rudimentos de lógica científica, a modo de leyes fundamentales o elementales, sobre los hechos sociales que pretenden analizar. Esa es mi gran crítica a las ciencias sociales y a la manera de entender el trabajo de investigación en las mismas en manos de la gran mayoría de sabios que a ellos se dedican. En definitiva, no se trata tan sólo defender el empirismo como método fundamental en el estudio de lo social sino de intentar centrarlo todo en la base fundamental del científico, un método científico, para el estudio de lo humano y lo social. Que alguien escribiera algo no significa que sea cierto hasta que todos comprobemos que es así empíricamente y sea científicamente irrefutable, a los ojos de todos. Aspirar a que las ciencias sociales puedan ir conformando un conocimiento consistente basado en esta sistemática no debería ser algo a lo que pudiéramos ni debiéramos renunciar.

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